Lecciones sobre la cocina que nos ha dejado la pandemia
‘El uso de la cocina ha aumentado un 55% durante los meses de pandemia’

Si algo nos ha enseñado la crisis provocada por el archiconocido (y archiodiado) coronavirus es la importancia de estar lo más a gusto posible en nuestra propia casa, la cual puede en ciertos momentos ser el único lugar en el que podamos pasar todo nuestro día a día, con todo lo que ello conlleva.

Allá por el mes de mayo del año 2020 una pandemia provocada por la aparición de la COVID-19 nos obligó a recluirnos en casa durante más de un mes, lo que presentó ante nosotros una forma de vida que no comprendíamos.

¿Trabajar exclusivamente desde casa? ¿Hacer ejercicio en el hogar? ¿¡Cocinar yo!? Son preguntas ante las que respondíamos con un rotundo e incluso sarcástico: «imposible». Pues bien, el tiempo nos ha hecho tragarnos nuestras palabras al respecto.

5 lecciones que nos ha dado la pandemia en cuanto a nuestros hogares

A continuación os mostraremos 5 de las múltiples lecciones que nos ha dejado el confinamiento por COVID-19 en lo que al uso de nuestro hogar se refiere, adaptándolo a actividades que jamás pensamos que podríamos desarrollar en nuestra vivienda:

1. Tu casa, un lugar en el que trabajar y estudiar

Si algo ha variado la pandemia de coronavirus en cuanto al uso que le damos al hogar, es nuestro modelo laboral actual. La imposibilidad de traslados a la oficina, las posibilidades de contagio… fueron algunas de las razones que nos empujaron, de una forma improvisada, a realizar nuestra actividad laboral o escolar íntegramente desde casa.

Todos recordamos el caos que esto supuso al principio pero… ¿Y después? La adaptación forzosa a estos nuevos métodos de trabajo nos ha hecho, al final, descubrir un nuevo modelo laboral que nos permite aprovechar más el tiempo, en un espacio más cómodo y con mayor libertad. Un modelo que ha hecho ver que productividad no va de la mano de la aglomeración de los trabajadores en un espacio de oficina. Ahora, la oficina, es nuestra propia casa.

Ante esto, resulta necesario aclarar que poner el ordenador encima de la mesa no convierte a tu salón, ni mucho menos, en una zona de trabajo óptima en la que poder rendir de la mejor forma posible.

Para lograrlo, se debe prestar atención a muchas variables que afectan, de una manera u otra, a nuestra forma de sacar adelante el trabajo: La amplitud, la iluminación, la posición, la diferenciación clara entre zona de trabajo y zona de ocio…

Es por esto que desde Walterman Home comprendemos la necesidad de contar en nuestra casa con un espacio que favorezca el rendimiento, nos haga estar cómodos y ser productivos en este nuevo modelo laboral, el cual ha venido para quedarse.

2. Importancia de los exteriores dentro de nuestro hogar

La ansiedad, el estrés… son algunos de los síntomas que han ido haciendo acto de presencia en la población en general (estudio psicológico). Una situación tan novedosa y desconocida como es una pandemia, un estado de alarma y su consiguiente confinamiento puede generarnos este tipo de sentimientos, por lo que ser capaz de tener ciertos espacios abiertos y de “respirar” dentro de nuestra propia casa se tornan algo totalmente necesario en los tiempos que corren.

Lecciones para nuestro hogar en pandemia
‘La rehabilitación de casas rurales para vivir se ha multiplicado en época de COVID-19’

Las zonas amplias y exteriores dentro del hogar han tomado una relevancia exacerbada desde que se nos impusiera recluirnos en nuestros hogares allá por marzo de 2020. La agobiante y desalentadora experiencia nos hizo reflexionar profundamente sobre el uso que le dábamos a nuestra casa.

Ejemplo de ello es el aumento en la búsqueda de inmuebles que cuenten con terraza, piscina o jardín entre los complementos ofrecidos junto a la vivienda. Valoramos en mayor medida el hecho de tener aire y libertad incluso dentro de nuestro propio hogar. El hecho es que esta tendencia va al alza, nuestra idealización de la casa ha cambiado radical y, es posible, que permanentemente.

Asimismo, un nuevo modelo de convivencia se está desarrollando desde la desdichada aparición de la COVID-19; un modelo que augura profundos cambios en la forma en la que concebimos la convivencia, ya no dentro del hogar, sino dentro de nuestra comunidad. Denominado ‘cohousing‘ (una alegoría al coworking), este modelo defiende, sobre todo, el consumo colaborativo y la economía sostenible, combinando los elementos privados con los comunes. De esta forma, la vivienda pasa a ser un elemento común para todos los que residen en ella… ¿Que te suena a una utopía marxista? Aquí tienes el ejemplo de un caserío del País Vasco en el que varias familias conviven practicando el ‘cohousing‘.

3. Zonas comunes en las que relacionarnos

El hecho de tener que encerrarnos en casa nos ha hecho ver lo importante que es tener «aire», incluso dentro de nuestro propio hogar.

Ansiedad, estrés, son algunas de las patologías que han ido apareciendo a causa de la incertidumbre generada por la vivencia de una situación tan extraña y tan novedosa… en el peor sentido de la palabra. Según un estudio publicado por el Journal of Affective Disorders, un 65% de la población española ha sufrido ansiedad y cuadros de depresión, siendo esto especialmente palpable en la población joven, dentro de la cual los niveles de ansiedad se duplicaron desde el inicio de la pandemia.

‘La cocina se ha vuelto una espacio social dentro de la casa’

Una forma de prevenir todas estas consecuencias, provocadas ante la falta de espacios abiertos y exteriores dentro de la propia casa, está más que clara: Contar con más zonas de este tipo para poder sentir algo de libertad, aún cuando estemos encerrados de forma forzosa. Una simple bocanada de aire fresco desde tu terraza, el poder tomar el sol, comer al sol… son métodos que nos permitirán ‘autoengañarnos’ y hacernos sentir cierta libertad dentro del aislamiento inherente a este tipo de pandemias.

4. Éxodo urbano

Dicen los psicólogos que las experiencias especialmente traumáticas nos hacen abrir los ojos y ver qué es realmente importante y qué es superfluo en nuestras vidas. Un hito como la pandemia y sus consiguientes confinamientos pueden habernos hecho despertar de nuestro letargo consumista, en el que nos vanagloriamos por contar con el modelo de smartphone más actualizado, por ejemplo.

Ahora valoramos otras cosas, como puede ser el bienestar, el aire limpio, la tranquilidad, la seguridad… cosas que, por básicas, pasaban imperceptibles a través de nuestra mirada pero que son realmente esenciales para llevar una vida cómoda.

Es precisamente por esto que actualmente se está viviendo un proceso radicalmente contrario al éxodo rural sucedido tras la revolución industrial de principios del siglo pasado. Un ‘éxodo urbano’ por el cual las familias prefieren trasladar sus hogares a pueblos que les permitan combinar los servicios a los que estamos acostumbrados (supermercados, guarderías, centros de ocio…) con los valores de tranquilidad y seguridad mencionados anteriormente.

Fuente: Canal ‘France 24 español’

5. La cocina, el corazón del hogar

¿Puedes afirmar ser uno de los pocos que no aprovecharon el tiempo de confinamiento para probar sus capacidades culinarias? Si la respuesta es sí ya estás tardando en ponerte a ello.

Porque si algo nos ha enseñado esta maldita pandemia es a que en la cocina no solo preparamos sofritos o pizzas… también es donde condimentamos y mejoramos nuestras relaciones, sean del tipo que sean. Pocas cosas hay que unan más que preparar un bizcocho juntos, por ejemplo. Son momentos de esmero y esfuerzo conjunto que nos hacen estrechar lazos con el compañero/a.

La cocina ya era considerada como uno de los elementos más preciados de la casa antes de la llegada de la pandemia, cosa lógica cuando se observa el hecho de que es el lugar donde preparamos los alimentos que nos mantienen con energía.

Pero es que esta habitación no se queda solo en la preparación de las principales comidas diarias… ya no. Ahora la cocina se ha vuelto un espacio totalmente multifuncional dentro de la casa, al igual que le ha pasado al salón. Ahora es el lugar en el que amenizamos las visitas de nuestros invitados, donde enseñamos a nuestros hijos, donde trabajamos y un largo etcétera.

“La cocina es un espacio de disfrute y reunión para familia y amistades, en el que cuidamos de la salud de todos. Compartimos hábitos didácticos, sociales, cariño, amor… Es un espacio único para compartir.” 

Xavi Verdaguer, especialista en psiconeuroinmunología 

Una prueba de la toma de conciencia sobre esta multifuncionalidad es el aumento de tamaño destinado a las cocinas a la hora del diseño arquitectónico de la casa, lo cual hace indicar una tendencia social a pasar más tiempo en ella.

Por todo eso, tanto para los momentos en los que nos veamos obligados a quedarnos en casa (que esperamos que no se repitan), como si no, ya sabemos que la cocina no es un lugar en el que solamente cocinar, también es un lugar para compartir.